El tiempo pasa, y el actor se mira delante del espejo, antes de salir al escenario e interpretar otro papel. No puede reconocer al individuo reflejado ¿Hoy que le tocaba, un villano o un santo? Ha hecho tantos que ya ha perdido la cuenta, solo se planta delante del público y como un autómata representa su rol. Luego vuelve a su casa e intenta ser él mismo otra vez, pero con tantos personajes en su cabeza ha perdido un poco su identidad. Se pregunta cuándo fue la última vez que no se escondió detrás de una máscara que no le corresponde.
No puede dejar de mirar su rostro reflejado, como si buscara encontrar algo nuevo que llamara su atención.
Su mirada es profunda y sus ojos color miel. Se puede descifrar tanta creatividad en sus pupilas que parece que solo con mirarlos estás leyendo un poema. Tantas palabras y emociones. Pero él aún no las puede encontrar, ya no sabe cuales son las que le pertenecen y cuáles no.
Trata de sonreír, pero no se siente identificado. Prueba diferentes sonrisas. ¿Cuál le sienta mejor? ¿Esa era la suya, o la del joven artista bohemio de un barrio de Londres que interpretó el mes pasado? Necesita volver a encontrar su identidad. Se toma un tiempo para elegir su sonrisa, y después ensaya unos cuantos llantos. Tiene que memorizarlos, no los quiere volver a perder. Serán solo suyos, y no los utilizará en ningún otro papel.
Vuelve a mirarse fijamente al espejo. Se acaricia la cara y se mima un poquito. Se da un poco de amor propio. Está harto de aplausos y elogios vacíos. Este si que es su tacto, los sentidos no se pueden fingir. Aunque a veces confunda los personajes, notar su mano pasando suavemente por sus mejillas le hace sentirse presente.
Alguien se le acerca por la espalda:
¿Preparado? Es hora de empezar.
El actor estaba inmerso en sus pensamientos, su ritual aún no había terminado. No podía salir aún. Qué papel tocaba hoy - se preguntó
Se levantó de la silla mecánicamente. Como si alguien le hubiera dado cuerda.
¿Qué haces así vestido? - Le dijo alguien desde el vestíbulo. ¿Qué no recuerdas que papel haces?. -
El actor se desvistió y quedó en ropa interior. Alguien le trajo la ropa.
Un momento, pero si esta era su indumentaria habitual. Tenía los mismos tejanos y camisa de cuadros en su armario.
Le acompañaron al escenario. Todas las luces estaban apagadas, y el telón se abrió lentamente. No se escuchaba ningún rumor en el público. Había un silencio sepulcral. Fijó su mirada en un punto de la sala, se abrieron las luces y se dio cuenta que no había nadie. Estaba solo.
Sintió cómo las emociones se removían dentro de su cuerpo. Esta noche interpretaba sólo para él. Podría elegir sus sentimientos y movimientos con dedicación.
En el escenario sólo había una silla y un espejo. Se sienta y empieza a mirarse. Puede averiguar que lleva unas cuantas máscaras. Se quita la primera y la lanza. Poco a poco se va despertando su conciencia e identidad. Interpreta su vida, sus éxitos y fracasos. Recupera sentimientos y emociones. A medida que avanza la obra se va quitando las máscaras que llevaba y van apareciendo sus rasgos más particulares. Para finalizar se sienta otra vez frente al espejo, y se observa con detalle. No recordaba tener un rostro con tanta expresión ni una mirada tan profunda. Prueba a sonreír, siente una enorme emoción y empieza a llorar. Ha recuperado su identidad.
Promete no volver a interpretar ningún papel nunca más. Saluda, se cierra el telón, y se va a su casa a celebrar haberse reencontrado a sí mismo.
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