Ignoro el plácido sonido de tu respiración mientras duermes, y me giro para no ver tu pecho desnudo moviéndose lentamente.
Trato de dormir, pero mi cuerpo sigue lleno de adrenalina, y algunas luces de la calle entran por la ventana, desvelándome aún más.
Llega septiembre y se termina el verano. Se nota en el aire, que es más frío que hace un par de semanas.
Aún recuerdo la canción que me cantaste para conquistarme, y realmente lo conseguiste.
Pero el amor no es sólo esto. Nos enamoramos múltiples veces. No sólo de personas. De todo lo que nos rodea. El amor es la pasión por el momento presente y la agudización de todos los sentidos. Silencia el miedo y esconde las inseguridades. Nos dejamos llevar, e incluso a veces hacemos locuras por él. Pero no nos importa, porqué nuestro espíritu necesita llorar, reír, saltar y bailar. Sentirnos libres y desafiar el temor a equivocarse. Porqué si no cuál es nuestro sentido en este mundo, sino vivir desde nuestro corazón y amar todo lo que tenemos alrededor. Aceptar las diferencias y sentirnos todos iguales. Seres humanos imperfectos, que avanzan juntos, por un objetivo común. El desarrollo de una raza, y la prosperidad de una sociedad. El respeto entre los individuos es clave para conseguir estas metas.
Ahora escucho el tic-tac del reloj, y me desconcentro del ejercicio de dormir. Mi mente genera infinitos pensamientos cada segundo y caigo en la tentación de distraerme dándole vueltas a planes futuros.
Como me gusta organizarlo todo. Nunca dejo sitio para la improvisación. Quizás esta es la razón por la cuál vivo en una monotonía desde hace tanto tiempo.
Pienso en los animales que se mueven por instinto y que ni siquiera usan la memória, su sexto sentido les lleva siempre a tomar la decisión correcta.
Quizás debería aprender un poco más de ellos, y tratar de no dar tantas vueltas a las cosas.
Odio estar cansado y no poder dormir, porque luego pienso demasiado. Por suerte tu eres todo lo contrario y equilibras mis deficiencias. Pero yo también aporto mi granito de arena y voy desarrollando tu espiritualidad. No podría permitirme quedarme en la parte superior de la balanza.
Ahora escucho el viento entrar por debajo el balcón, va acompasado con tu respiración. Me giro, tapo un poquito tu pecho para que no tengas frío, y te observo con atención, tratando de impregnar mi mente con tu total tranquilidad, hasta que finalmente me duermo poco antes del amanecer.
martes, 5 de septiembre de 2017
El amor y el tiempo, en noches en vela
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