viernes, 18 de agosto de 2017

Excentricidades casuales

El tren está atestado de gente. Es hora punta, y numerosos empresarios y estudiantes, se congregan en los vagones. Hace un calor horrible aquí dentro, y aún faltan diez paradas para llegar a mi destino. Me siento extraño entre estos hombres que visten lujosos trajes, y que afilan diariamente sus mocasines. Creo que algunos de ellos me miran de forma extraña. Se creen superiores. Pero yo mantengo la compostura, y saco a relucir el agujero que me hice ayer a los pantalones, jugando a fútbol con unos muchachos del barrio.
El más repeinado de todos, tose con desprecio e incomodidad cuando lo ve.
El tren se detiene en la siguiente estación , y algunos encorbatados,llegan a su destino, otros bajan para dar paso a nuevos pasajeros, y luego vuelven a subir con su expresión malhumorada. Miro al suelo y sólo veo mocasines. Detrás de mí, pero aparecen unas sucias zapatillas blancas, escritas por todas partes. Voy subiendo la mirada y descubro unas piernas femeninas con unos cuantos tatuajes, y una falda muy corta. Lleva un piercing en la nariz, y el pelo teñido de un azul bastante llamativo.
Su rostro parece divertido, lo adivino con la sonrisa que se le escapa en sus delicados labios.
Unos cuantos repeinados la miran sin discreción, otros disimulan fingiendo utilizar sus celulares. Ella es consciente de que está siendo la atracción visual del vagón, y se sube un poco la falda, enseñando las bragas a todos los presentes. Todos los ojos se mueven curiosos hacia la misma dirección. Algún repeinado más sofisticado empieza a toser con nerviosismo. Pero ella ni se inmuta, sigue con la falda levantada, hasta que llegamos a la siguiente estación. Allí sonríe victoriosamente, se baja un poco la falda, recoge su bolso del suelo, y baja del tren, ensuciando los mocasines de los repeinados, con sus zapatillas llenas de barro. Una vez fuera, se quita los zapatos, los tira a la basura, me guiña el ojo, se despide con la mano,y se va descalza.
Me pregunto quien será esta excéntrica chica que ha volteado la rutina de este vagón un jueves por la mañana. Ahora ya no me siento tan solo, rodeado de todos estos trajes y corbatas.

jueves, 17 de agosto de 2017

La ciudad roja

No veo nada extraño. Sólo mi nariz puntiaguda apuntando al infinito. La sombra de las nubes se mueve sigilosamente por los tejados.
El color rojo predomina en la ciudad, manteniendo intacta la eséncia revolucionaria que la caracterizó en el pasado. Pienso en mis antepasados. Cómo debieron sufrir para conseguir sus derechos. Y todos los que murieron a manos de los fascistas? Cuántos años hace ya que se libró la última batalla? Ochenta quizás?
Que más da. El pasado ya no importa. Lo que es relevante es el dia de hoy, en que vivimos en paz y felices en esta maravillosa ciudad.
Aunque no conozco ninguna otra, es mi favorita. Ya sólo sea para alabar el brillante esfuerzo que hicieron todos los que la reconstruyeron después de la guerra, o para bendecir a los que murieron protegiéndola.
Y ahora pienso en el futuro que vendrá. Las nuevas tendencias y excentricidades que van llegando procedentes de oriente. Y quiénes són los grandes beneficiados de esto? Nosotros, los habitantes. Que podemos presenciar maravillosos espectáculos en la calle, o disfrutar de las mejores comidas exóticas. Bendita sea la interculturalidad.
Una voz femenina resuena en la lejanía, y poco a poco me voy percatando que no estoy solo. Me he vuelto a perder en mis pensamientos, y me olvidé de la realidad. Ella está conmigo. Cuánto tiempo debo llevar ausente?
- Andy, en que piensas? Últimamente te veo muy despistado. - me dice ella preocupada.
- Nada cariño, pensaba en nosotros- la miento, y luego la beso con dulzura.
Me pregunto que tendrá esta ciudad que siempre me mantenga tan inspirado. 

miércoles, 16 de agosto de 2017

Mi secreto y yo

Guardo un secreto detrás de mis orejas. Se camufla con el canto de los grillos y las cigarras, y se despierta sigilosamente con la luz de las velas que enciendo en las solitarias noches de verano.
Són tiempos difíciles para soñar, pero yo invito a mi secreto a tomar una copa, a cerrar los ojos y compartir nuestros sofisticados sueños.
Él va saltando cada vez que aparece alguna de mis paranoias, y a mí se me escapa un sofocado grito cuando su miedo a ser descubierto,irrumpe en em camino.
Luego lo veo a él corriendo por la pradera, cantando canciones de libertad y rodeado de águilas, dispuestas a hacerlo volar por el despejado cielo primaveral. El arco iris ha salido después de la tormenta, y el Sol brilla en el horizonte.
Yo en cambio sigo atrapado debajo las grises nubes de otoño. Un gran charco me separa de los olores de primavera, los cuáles me llegan desde el sueño de mi secreto. Me imagino como serían estos campos florecidos, y como los mirabeles se moverían en busca del Sol.
En mi sueño el suelo está lleno de hojas de distintos colores, y los paisajes són preciosos, pero me ponen nostálgico y me hacen sentir solitario. Así que cruzo el charco, ensuciando mis zapatos de barro, y entro en el sueño de mi secreto. Al principio él no me quiero dejar pasar, porqué dice que es su sueño y no me pertenece, pero yo le chantajeo con descubrirlo ante todo el mundo,  él acepta a regañadientes, y me pide que no le moleste y le deje disfrutar de esta maravilla. Las águilas lo agarran por los brazos, y lo hacen volar. Él sonríe y me saluda desde las nubes. Una águila baja a mi alcance y me hace volar también. Yo me agarro con fuerza, por miedo a caerme, pero luego recuerdo que estoy en un sueño y me dejo llevar. Cierro los ojos y escucho el viento y las águilas cantar. Siento la libertad silbando muy cerca de mí y me emociono hasta el punto que mi mano se resbala y caigo en el lago sobre el que estábamos volando. Me despierto en el comedor con la copa de vino medio llena en la mano, y mi secreto roncando enfrente. Su copa sigue vacía. Lo quiero despertar, pero un pájaro en el ventanal llama mi atención, me susurra: shhht, y me guiña el ojo.