martes, 4 de abril de 2017

El planeta Tierra

Te das cuenta de los años que han pasado ya? De todos los pasos que has dado, y las noches que nos hemos reído de nuestra propia seriedad. Me vuelvo a emocionar, y noto un ligero hormigueo en el estómago. Apago el último cigarrillo que me quedaba, dejando que el humo habite mi entorno durante unos segundos, y se consuma con el resplandor de las luces rojas que brillan en el techo.
Una telaraña escribe algo indescifrable en la pared de mi habitación. Puedo oler mi propio miedo, y sigo un poco alterado debido a las circunstancias que nos han llevado a encerrarnos aquí.
Quería estar solo esta noche, olvidarme del mundo real y vivir de nuevo en mi querido espacio imaginario, pero otra vez apareciste tu. Me pillaste por sorpresa, y me volviste a seducir.
Soplas a mi oreja con suavidad, para que me levante, pero hoy me siento terriblemente perezoso, voy a descansar un poco más, hasta que vuelva a caer la noche, y mutar como un hombre lobo debajo la luna. La oscuridad y la soledad agudizan mis sentidos. Aprendo a guiarme por mis instintos más animales, y dejo de lado la racionalidad humana, que a veces me hace actuar como un ser estúpido y dependiente. Profundizo mi improvisación, y juego al son de las estrellas que cabalgan por las carreteras de esta noche tan especial, en que el silencio le ha ganado la batalla a todas las voces que sonaban detrás de mis orejas.
El viento distrae mi atención, cuando cruza mi camino en busca de un significado. Quiere encontrar algo real y verídico, que no se arrodille delante de la belleza material, y que posea una gran personalidad para sobrevivir en este mundo que ha perdido el sentido.  
De repente me doy cuenta que me estoy moviendo en círculos y que me encuentro dentro de una esfera. Distingo los océanos y los continentes, estoy dentro del Planeta Tierra, y aún no me había dado cuenta. Contemplo su belleza y escucho sus latidos acordes con mi respiración. Avanzo un poco más hasta llegar a la arena de la playa más cercana, me tumbo sobre ella, y deslizo mis manos por la superficie mojada, con mucha cura. Aprecio un gran placer en mi interior, como si alguien también me estuviera acariciando a mí. En este momento veo como el viento se detiene de golpe, y cambia de dirección, viene hacia mí, me rodea y me deja flotando en el espacio, se me acerca con cuidado, y lentamente entra por mi nariz, me relaja tanto que noto como si unos hilos invisibles me conectaran con cada uno de los elementos de la Tierra, puedo comprender el funcionamiento de nuestro planeta, y me siento como una parte de él.   

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