martes, 27 de diciembre de 2016

La ciudad de plástico

Un último viaje para preservar mi identidad. El aire que atraviesa el bosque purifica mis pulmones. Las campanas repican en la torre blanca, y la ciudad vieja se despierta lentamente. Aprovecho este señal para emprender la marcha.
Las calles me inspiran una incómoda seguridad, la primera luz del día deslumbra mis ojos, y me paro un instante para escuchar el ajetreado aleteo de las aves migratorias dirigiéndose a tierras más cálidas. Se aproxima el invierno.
Recuerdo aquellas antiguas historias, que hablan sobre todos los que cruzaron las murallas en busca de nuevas aventuras en las montañas.
Se avecina una revolución. Las armas se consumen en el fondo del río, y la pólvora ya sólo se usa para anunciar la llegada de un nuevo predicador. Parece que el mundo se ha acostumbrado a este nivel de vida. La monotonía predomina en nuestra ciudad. Nunca nada se sale del guión establecido. Todo es tan perfecto, que es difícil no aburrirse. Parece sacado de una película de ciencia ficción. Me pregunto cuantos de los que se quedan son felices. Se creen todo lo que les cuentan, o simplemente esta vida les proporciona una estabilidad que nunca habían tenido y les da miedo perder? Algunas noches tumbado en la cama, escuchaba el llanto de sus almas a la lejanía, pero cuando al día siguiente me los encontraba por la calle, ellos se limitaban a sonreír.   Sus rostros parecían de plástico, se esforzaban demasiado a esconder todas sus debilidades, y siempre se vanagloriaban de lo bien que les iban sus vidas.
Rodeado de esta clase de personas, he perdido la noción de la realidad, del verdadero sentido de la vida. Quiero vivir algo real, quiero sentir el peligro, y tener miedo a equivocarme, dudar y perderme, tener que buscar de nuevo el camino a casa, y poder llorar sin reprimirme.
Escapo por una pequeña grieta que hay en las murallas, sin que nadie me vea, y empiezo a correr por el bosque. Cuando creo que ya estoy suficientemente lejos, me paro un momento a descansar. Trato de ubicarme pero me doy cuenta que no sé dónde estoy. Mi corazón late con fuerza. Vuelvo a sentirme vivo.  

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