Llevo
mucho tiempo esperando un nuevo amanecer. Mis sueños se derriten
bajo la oscuridad de la noche.
No
quiero perder este ultimo combate, me quito la armadura, y me tumbo
boca arriba mirando el Sol. Imagino que te veo a través de él. Cómo
será tu sonrisa cuando acaricie tu piel suave sobre la arena de la
playa.
El
verano se aproxima, y la primavera marchita la tristeza de tus ojos.
Un
largo camino se dibuja en el bosque verde y frondoso, y el viento
mueve las hojas al ritmo de nuestros pasos.
Entrelazamos
nuestras manos bajo la puesta de Sol. Un pequeño silencio, es
interrumpido por los latidos de nuestros corazones.
Miro
al cielo y me doy cuenta que las estrellas nos están observando. Por
un instante me siento intimidado, y retiro mis manos de tu cuerpo.
Tu
me sonríes, y acaricias suavemente mi rostro. Susurras a mi oído
que no tenga miedo, cierras mis ojos y me besas mientras me pides que
no despierte nunca de este sueño.
Nuestra
respiración es suave, y al compás de la brisa nocturna. La
oscuridad de la noche se convierte en nuestro hogar favorito, dónde
nos escondemos de una sociedad llena de necesidades materiales y
vacías.
Quizás
el tiempo corre demasiado rápido aquí, y nuestras preguntas flotan
en el aire, buscando la respuesta a nuestro amor prohibido e
imposible. Pero nos sentimos cómodos, viviendo en una situación de
peligro constante. Temiendo por satisfacer nuestras necesidades
básicas, y velando por defender nuestros derechos humanos, y nuestro
espacio vital.
Soñando
en todo lo que queremos mantener a nuestro lado, y de lo que nos
queremos alejar. Un mar de dudas, dónde las olas repican en el
acantilado y una voz que resuena por toda la playa, pidiéndonos que
nunca nos rindamos y que simplemente creamos en nuestro amor, y
nuestros sueños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario