sábado, 1 de agosto de 2015

Revolución sentimental

A veces me gusta vivir dentro una burbuja. Ser frágil, y poder analizar la situación de todas las perspectivas posibles.
Me paso noches sin dormir, y sueño despierto con los resultados esperados, que nunca van llegar. Así que me acostumbro a vivir sin expectativas. Me convierto en un ser más comprensivo con las personas.
La falta de coherencia con uno mismo me vuelve loco, pero me esfuerzo para aceptar que a veces es imposible, conseguir la perfección.
Una revolución sentimental se esta gestando en mi mente. Diversos cambios se avecinan como una tormenta veraniega, y mi alma esta inquieta ante la adversidad. Yo la tranquilizo susurrándole que todo va salir bien.
Lentamente veo como un ejercito de soldados va descendiendo por mi cerebro, hasta llegar a mi corazón. Allí atacan a toda mi rabia y terminan con todos mis fantasmas.
Me encuentro de espaldas a ellos, por que descubrir su apariencia es un hecho que me aterroriza.
Pero me armo de valor y los miro a los ojos. Un escalofrío recorre todo mi cuerpo, todos ellos tienen el rostro de antiguos amigos, que desaparecieron de mi vida como un estrella , en la noche de San Lorenzo. Ellos mismos están acabando con los restos de mi pasado que aún me escuecen el alma.
Resuenan los cañones, y me tiemblan las manos, la guerra me ha dejado débil, y ha abierto nuevos caminos en mi interior desconocidos. Quiero recorrerlos y ver hacia dónde me llevan. Pero necesito descansar para recuperar mis fuerzas.
El mundo está evolucionando a mi alrededor, y yo ya no me veo como un observador pasivo.
Puedo percibir cada una de sus intenciones, y entender las reglas del juego, y mi alma parece haber alcanzado la estabilidad.
Me miro los pies y veo como los pequeños soldados descienden por mis piernas hasta enterrarse debajo el suelo.
Llega el momento de la substitución de los elementos, en que se invierte todo. La noche se termina, y llega el día, las lágrimas cesan para dar paso a las sonrisas y mi corazón se amplia hasta conseguir que la anchura de mi pecho se duplique y el amor supere el odio.
Me lanzo de nuevo hacia el mundo, con un vestido diferente, puede que no tan reluciente pero que resguarda más del frío del invierno.

Se acabaron las noches sin dormir, y los días en que andaba con los ojos cerrados. Mi mente me indica el camino a través del viento, dónde lejos veo como las luces intermitentes del faro se vuelve permanente, hasta que mis pasos llegan a la playa, y mi cuerpo se lanza dentro del mar, para nadar sin miedo hacia un futuro próspero y ambicioso

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