martes, 19 de mayo de 2015

Durmiendo bajo la arena


El Sol, pierde su sonrisa, y nuestros pasos se alinean bajo la oscuridad de un día gris. Tantos días sin andar, nos adormecen  los pies. Tanto por construir, y las heridas de nuestras manos, siguen sin curarse.
Un cuento, se transcribe, y nuestros recuerdos se convierten en ilusiones, escondidas dentro un cofre de oro, enterrado bajo el mar.
Una gaviota imita el sonido de las olas, y nuestras almas, vuelan más alto que el viento. Veo toda mi vida reflejada en el Sol, y una imagen en blanco y negro que tiñe nuestras sucias pestañas.
Averiguas que la vida no es tan fácil cómo parecía, que tienes que luchar por todo aquello que anhelas. A veces es necesario tomar un respiro, para sentar nuestra cabeza, en el suelo, y volver a mirar el mundo, con temor, para recordar las dificultades que te puede presentar el camino. Pero debes procurar que el respiro no sea demasiado largo, porque después llega un momento, en que te atemorizas demasiado, y te duermes bajo la arena
Si busco la dirección correcta de mi corazón dentro de mi pecho, mi cerebro pierde el norte. Quizás los que afirmaron que eramos unos locos, hechos para vivir sin ningún hogar, siguiendo solo las reglas de la misma naturaleza estuvieran en lo cierto.
Somos los típicos que no creemos en el destino, que nos limitamos a improvisar nuestros actos, inventar nuestros sueños, y imaginar nuestros objetivos. Quizás la creatividad nos salve de la monotonía de la vida en colectividad, quizás nos permita observar la sociedad de una forma más original.
Dibujar todos nuestros estereotipos, para reírnos de nuestra estupidez, tanta simplicidad a nuestro lado, para que cuatro locos, descerebrados, nos hagan creer que la vida es demasiado compleja para vivir la a nuestra manera.
Todo cambia a mi alrededor, y yo sigo leyendo mis viejos poemas, desgastados de vivir dentro de mi corazón oxidado, que lentamente se va fundiendo, con el calor de los abrazos insignificantes y las miradas sin sentido. Deja que tu odio muera junto a tus antiguas preguntas que siguen sin resolverse. Deja que tu alma crezca, junto con la llama que enciende tus ojos cada día que te levantas, y que cura todas las heridas de tus manos, te da la energía, que te permite volar tan alto como para olvidar tu propio nombre y construir tu castillo en la Luna, y observar tranquilamente como una multitud de locos, se apresuran a desenterrar un pobre chico que se quedó demasiado tiempo dormido bajo la arena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario