lunes, 29 de diciembre de 2014

El Bosque de Hielo

Se ilumina el camino, y observas el final de la historia. Puede que sea un poco pronto pero por ahora me apetece descansar,  y recuperar el tiempo perdido. Aún tengo algunas deudas que pagar. Ahora es el momento de descongelar mis venas, y sentir el calor de la vida en lo más profundo de mi alma.
Una línea me marca, el máximo de energía que puedo gastar, para seguir de pie esta noche. Sé que tienes algunos poemas escritos para mí, pero te pido que los guardes para ocasiones especiales. Antes necesitamos reencontrar nuestro hogar, y aturarnos al frente del abismo a respirar el olor de los bosques, y ver como nuestras musas caen por el precipicio. Susurrarle nuestros secretos al silencio y avanzar por el tiempo en medio del hielo y la nieve, cuando nuestros sueños se rompan en el glaciar el agua se apoderará de todas nuestras ilusiones e inundará nuestros campos. Allí dónde guardábamos los recuerdos, y a los que cantábamos nuestras canciones. Dónde nos sentíamos a gusto, allí podíamos gritar sin miedo, experimentar nuestras almas, y contar nuestras vivencias al viento.  
Un sentimiento de protección renace en nuestro cerebro, no dejaremos perder nuestro tan preciado tesoro.  Así que nos ponemos manos a la obra, y encendemos una enorme hoguera en medio del hielo con nuestros miedos, y le dedicamos unos versos de amor, para que se sienta cómodo en el que será su nuevo hogar.
Cada uno quema todas sus prioridades y guarda las de sus compañeros en un pequeño sobre de color rojo. Todos enterramos el sobre en el hielo y empezamos a leer nuestras historias.  Cómo más le apasiona al hielo nuestro cuentto, sale un árbol más grande y resplandeciente. 
Así que todos juntos hemos creado el bosque sobre hielo. Nuestro lugar para sentirnos a salvo de nuestras inseguridades y dónde respirar aire sano

Ahora es el momento de seguir nuestro camino, sabiendo que nuestro momento ha llegado. Y que ahora les toca a los que vienen detrás nuestro seguir nuestros pasos, y ampliar nuestro bosque. Quizá algún día alguien vuelva a creer que el bosque de hielo es su verdadero hogar.

lunes, 15 de diciembre de 2014

Cuento de Navidad

Te sientas delante del atardecer, y observas la caída del Sol. Tienes la posibilidad de abrir tu armario, y escoger los sueños que vas a vivir hoy. Mirar adelante y tropezar con la razón de nuestro aprendizaje.
Mirando la luz solar, he perdido gran parte de mi visión. Así que invierto mis funciones vitales. Me duermo al lado del Sol, y despierto flotando en la luna.
Traduzco mis miedos a alegría, y me sale mal la cuenta de los kilómetros que me quedan por recorrer hacia la felicidad.
Puedo mezclar la debilidad con un poco de sabiduría, y derrotar la tiranía de masas. Si me siento de espaldas a la luz puede que de esta forma consiga enamorar a los locos que inventaron las palabras y borraron nuestras imágenes.
Una noche de sueños rotos, inunda nuestros ojos,  lejos de nuestro hogar. Los sentimientos se van, mientras ellos inventan canciones bajo la luna. Tejiendo los versos de la inmunidad para nuestros hijos, se liberan los fantasmas atrapados en nuestras almas.

Así termina nuestro cuento de Navidad, con tres reyes buscando el tesoro que han perdido las estrellas extraviadas de nuestros corazones, por los campos de oro que se extendien por nuestras manos. Así que cuando los reyes se cansan de buscar sus tesoros, el primero de ellos, corta una espiga del campo, y se la regala al recién nacido, el segundo se decide por cortar una espiga y encender una punta para que se convierta en una bengala de oro, el tercero  harto de trucos de magia opta por acercarse al recién nacido, hacerle sonreír, capturar su sonrisa, y guardarla en una caja circular. Se acerca a la estrella que ilumina el camino de los pastores y la sustituye por la sonrisa del bebe, que resplandece en el negro cielo como la luz de la esperanza. 

lunes, 8 de diciembre de 2014

La caja de los recuerdos

Me encontraba sentado en el salón rodeado de gente desconocida. No conseguía recordar cómo había llegado hasta allí. Y es que muchas veces te preguntas como puede ser que los caminos largos sean los que siempre nos llevan a la victoria. Sé que no es fácil resistir la tentación de sentirme una víctima de mis sentimientos. Pero también sé que soy capaz de enfrentarme a mí mismo.
Estoy fuera de mi lugar habitual, pero hay algo dentro de mí que me obliga a quedarme. Me da una oportunidad de observar mi mundo, sentado boca abajo en la rama de un árbol, para desarrollar un sexto sentido dormido en mi cerebro.
Paso noches en vela escribiendo canciones sobre mi pasado, y durante el día me duermo encima mis planes de futuro. Colgados de los tejados persiguiendo sombras andan los viejos sueños sobre largos viajes en solitario, fantasías bajo el sol.
Si consigo llegar a calcular el nivel de mi equilibrio mental, puede que esta noche me quede a dormir a tu lado, pero estoy seguro que eso sería una carga demasiado pesada para mi cuerpo. Así que prefiero seguir durmiendo solo con la luz de luna. Dulces noches llenas de curiosidades, puede que hoy me lleven al otro lado del río. Quizás así no me sienta tan perdido. Bajo las aguas de este río se esconde mi destino, una brújula desorientada y una caja llena de viejos recuerdos. Puedo esconderme detrás de la noche y observar como cambian las estaciones, como avanza el tiempo, y no envejecer.  
Si te cuento mis miedos, no te quedes parada delante de la diana. Debes avanzar y centrar tus objetivos. Mírame fijamente, que te ha llevado aquí? Aún necesitas que te resuelva tus dudas sobre la existencia humana? O prefieres quedarte acurrucada delante del fuego, hipnotizada por las cálidas llamas, que se reflejan en tus ojos, invadiendo tu cuerpo de ignorancia.
Ahora es el momento de salir por esa puerta, y enfrentarme al frío exterior. Buscar un refugio seguro para mis sentimientos. Guardar mis recuerdos en una pequeña caja en forma de corazón, y esconderla debajo de mi pecho, con una tarjeta que diga: Solo para ocasiones especiales.