Una vez un sabio me
contó que para purificarte en esta vida necesitas hacer un pacto con
el diablo.
Así dicho tan a la
ligera sin ningún tipo de explicación parece una locura, pero
meditándolo bien, he llegado a la conclusión, que es la mejor forma
de enterrar todos mis pecados.
Así que me pongo a
dormir, y en medio del sueño aparece Satanás. Debo decir que su
aspecto me decepciono un poco. Me lo esperaba un poco más imponente.
Quizás lo que más impactó de él fue su gran humanidad y su
pequeña perilla blanca .Así que le miré a los ojos, le di la mano
,me presente y le expliqué el motivo de mi visita. Me escuchó
atentamente y me llevó a una pequeña habitación de paredes rojas,
dónde hacia un calor inaguantable. Nos sentamos en las dos sillas
que había en la cámara, y por fin oí su voz. Me tuve que contener
una enorme carcajada, porque inesperadamente para mí su voz era
aguda como la de una chica.
Me dijo lo
siguiente:
- Te quiero felicitar por tu gran valentía y coraje. Hacia más de 50 años que no venía nadie a hacer un pacto conmigo. Pero bueno vamos al grano, no te quiero incomodar más con mi presencia. Te voy a exponer mi oferta.Últimamente me encuentro muy solo, viejo y cansado. Siento que la gente se burla de mi, y ellos han olvidado la mayoría de mis historias. Como sé que tu eres un buen escritor, te pediré que escribas algo para mí, algo que me llene de pasión y me haga recuperar la ilusión por vivir. Si tu texto, me hace vibrar tomaré todos tus pecados y los enterraré debajo de esta cámara de dónde jamás podrán salir. Pero si tu texto no me convence me quedaré tu alma y podré hacer con ella lo que quiera.
Su propuesta me
encantaba y me aterrorizaba a la vez. Nunca
antes en mi vida me había enfrentado a un reto de tan alto riesgo,
pero creía en mis posibilidades como escritor, así que acepté.
- Bien, chico me gusta tu espíritu. Antes de empezar, quiero hacer una última aclaración, solo tienes 30 minutos para escribirme algo, ya que tengo muchos otros asuntos que atender- dijo Satanás.
Asentí con la cabeza, y luego él me acercó un papel de pergamino,
y una pequeña pluma roja. Lo observé de arriba abajo, hasta que mis
ojos se aturaron en los suyos. Tenia unos ojos muy expresivos, que
escondían una gran tristeza. Me quedé unos segundos más
descifrando el significado de la expresión de sus ojos y me puse a
escribir. Las manos se me movían a gran velocidad, así que en 15
minutos termine mi obra, titulada soneto para Satanás.
Se
la entregué con gran emoción. Muy tranquilo porque sabia que todo
iba a salir bien. Se lo leyó y de golpe me desperté en mi
habitación, con las ventanas abiertas. Que pasaba? Le habría
gustado el poema? O mi alma ya estaba a su merced. Un poco asustado
me levanté, me miré al espejo, pero no pude descubrir ningún signo
suyo en mi rostro. Así que miré por la ventana, y conseguí
divisarlo en el cielo, justo en la nube que había encima de mi casa,
bueno solo pude ver sus ojos, pero únicamente con ver sus ojos, supe
que había superado la prueba, porque eran los ojos más alegres que
he visto en mi vida, dónde la energía saltaba por sus pupilas. Me
miró, guiñó el ojo, y se desvaneció para siempre.
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