Era Carnaval, y Adam quería disfrazarse como todos los niños para el concurso de su colegio. Pero el único disfraz que encontró en casa era uno de superhéroe. Era de su hermano, rojo y blanco con una S plateada en el pecho, necesitaba una pinza para aguantar la capa de color rojo. Su familia no tenía suficiente dinero para comprarle otro, así que se tuvo que conformar con aquel.
No le gustaban los superhéroes corrientes. Eran demasiado perfectos, y él estaba rodeado de imperfección: su familia, sus problemas en el colegio, el dinero, la casa donde vivían… Los superhéroes, no lo habían salvado nunca de aquel desastre. Él solo quería una familia normal y llevar una vida feliz y equilibrada como la mayoría de sus compañeros.
Sabía que no podía salir a la calle con aquel disfraz viejo y roto sin más. Debía buscarle un sentido distinto, sino sus amigos se reirían de él y sería otra vez la vergüenza de todo el colegio.
Pero como Adam era un niño especial, tenía mucha creatividad. La imaginación era lo que le había mantenido con vida en las peores situaciones, se inventó un personaje. Un nuevo superhéroe. Le llamó Mr Asertivo. Alguien imperfecto, con unos poderes muy específicos. Capacidades poco usuales en la sociedad materialista actual. Alguien que sabía escuchar y tenía empatía, que reconocía sus errores y no tenía miedo a mostrarse vulnerable. Porque los superhéroes son auténticos, y esto es lo que a él le hacía sentir diferente, lo que marcaba su personalidad. Pero a veces nos empeñamos en ser fuertes, no expresar nuestras emociones ni nuestra sensibilidad para no parecer débiles. Eso Adam no lo compartía. Sabía que para poder superar todos sus problemas era necesario hacer una gestión correcta de sus emociones. Entenderlas y trabajarlas como es debido. Para poder ser una mejor persona y ofrecer su mejor versión al mundo.
Esto era la definición de superhéroe para él.
Aprovechó algunas camisetas viejas que tenía en casa para remodelar el disfraz, eligió algunos de los colores que más se identificaban con su forma de ser. Quedó satisfecho con el diseño.
Llegó el día del concurso de Carnaval, y todos lucían sus caros y maravillosos disfraces.
Adam caminaba satisfecho por el teatro. Sus compañeros lo miraban con indiferencia, ellos iban de mago, de demonio o de vampiro.
Nadie entendía de que iba disfrazado. -¿Quién es Mr Asertivo?- Preguntaban todos.
Quizás hoy podréis experimentar sus capacidades.- Explicaba él satisfecho, mientras se ajustaba la capa.
Como cada año dieron el premio al mejor disfraz, y otra vez volvió a ganar uno de los disfraces más caros, y menos auténticos para su gusto. Pero así era como funcionaba la sociedad en general. Era muy materialista.
La mañana avanzó sin irregularidades, y al terminar el desfile los niños comenzaron a volver a sus casas. Adam se quedó un poco más, le gustaba ver los restos de confeti y cintas de colores por el suelo.
Escuchó a alguien sollozar, y encontró a su compañero Max, sentado en un rincón cubriéndose la cara, y llorando.
¿Qué te ocurre?- Le preguntó Adam con tono empático.
Max levantó la mirada del suelo, y limpió las lágrimas que le quedaban en sus ojos.
Estoy harto de perder siempre en el concurso de disfraces. Cada año me lo preparo al máximo y siempre se lo dan a los alumnos más populares y que vienen de la mejor familia.
Max iba disfrazado de mago, pero la verdad que estaba muy trabajado.
Adam, le tendió la mano, y le invitó a levantarse.
Te presto, el mío. Ya verás. Te hará sentir mejor. Desarrolla unos poderes especiales en todo aquel que lo viste. -
Pero el concurso ya ha terminado. No podré ganar. -
Sí, pero la vida sigue. Mr Asertivo ya me ha enseñado la lección, ahora me toca transmitirte los conocimientos que he aprendido.
Max, lo miró incrédulo, pero aceptó la oferta y se intercambiaron los disfraces. No parecía muy satisfecho con aquella pinza aguantando la capa de color rojo, pero Adam lo había convencido.
¿Debería notar algo en especial? - Preguntó.
Mr Asertivo hará su efecto en el momento correcto. Solo tienes que ser paciente y estar preparado. Pero recuerda que una vez aprendida la lección, tienes que darle el disfraz a otra persona, y seguir la cadena.
Pareció un poco más convencido, y le prometió que confiaría en Mr Asertivo.
Este día Adam volvió a casa un poco más feliz, y preparado para afrontar su vida desde otra perspectiva. Porque se había dado cuenta que cada uno crea su propia realidad en su mente. Y él era el mejor utilizando su imaginación.
Mr Asertivo había ganado el concurso sin obtener ningún premio. Había conseguido cambiar el concepto de superhéroe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario