martes, 14 de febrero de 2017

Fotos en blanco y negro

Detrás de esta cortina, todo se desvanece. Mis pensamientos prematuros, y los prejuicios que me creé sobre aquellas personas tan diferentes a mi. Algo brilla en el fondo de la habitación. Aquello que restaba olvidado en las profundidades de mi mente, me ilumina, y me recuerda quien soy. Me ayuda a seguir mi camino.
Pasos cortos y seguros, puedo sentir el tacto del viento en las mejillas. Mi comunicación con la naturaleza es total. Mi mente se ha quedado en blanco, y voy destiñendo los árboles, y algunas de las flores que me rodean. Como si fueran antiguos recuerdos, de un pasado muy lejano, todo se convierte en una foto en blanco y negro, con detalles muy marcados y peculiares. Decido enviar esta imagen a alguien. Una persona al azar entre la multitud. Me concentro, y observo todos los rostros. Algunos de ellos, me transmiten una enorme empatía, otros me dejan indiferente, mi mente se para en un chico de no más de ocho años. Hay algo en su mirada, que me identifica con él. Analizo su expresión. Me sonríe pero la profundidad de su mirada me indica que en el fondo de su corazón hay un enorme vacío. Me acerco un poco más a él y escucho con atención. Su alma está llorando en silencio. Le doy la mano, cierro mis ojos y le transfiero la imagen. Siento una gran energía en mi pecho. Hay una conexión especial entre nosotros. Percibo algo extraño en mi interior. Es una parte de él. La imagen nos ha conectado hasta tal punto, que ahora él es parte de mí y viceversa. Me voy dando cuenta de cómo avanza por mi mente, explora hasta el último rincón. Y de vez en cuando cuelga alguna de sus imágenes en alguna esquina. También son en blanco y negro.  Las recojo con mis pensamientos y las miro con atención. Las comparo con la mía. La ambientación es muy diferente, pero hay muchos detalles en común. En cada una de ellas, hay algo que me identifica.
Finalmente él termina su expedición por mi subconsciente, sopla sobre mi imagen y esta vuelve a recuperar el color. Me la entrega y desaparece detrás de un árbol. Sorprendido miro la fotografía, y me percato que el chico ahora aparece en ella, tomando mi mano, y siguiendo juntos el rumbo de nuestros sueños.

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