Cuenta la leyenda que en un lugar remoto de Asia Central, había un muro inquebrantable. Los sabios decían que detrás de él se encontraba la respuesta a todas las preguntas.
Eran muchos los que habían tratado de traspasarlo, pero nadie lo había logrado.
Tantos lo habían intentado a base de la fuerza y otros a partir del poder de la mente, concentrando todas sus energías en traspasar aquellas piedras.
Aquel muro se había convertido en un santo grial para guerreros, sabios y monjes. Todo lo imposible siempre llama la atención.
Un día en el mercado del pueblo llegó un vendedor a caballo de un burro. Comerciaba con algunas frutas y verduras de su huerto y leche de sus tres cabras. Un guerrero llegó de la montaña después de intentar todo lo posible para derribar el muro. Estaba exhausto y quería comprar un poco de leche de cabra para recuperar las fuerzas. Al día siguiente lo volvería a intentar. Le explicó al vendedor la hazaña que quería hacer, y este lo escuchó con atención. Cuando el guerrero terminó de hablar, este le preguntó:
¿Puedo venir contigo mañana?
Sí, claro. Pero me levantaré muy temprano. Hay mucha gente intentándolo. Quiero encontrar un lugar estratégico.
Pásame a recoger mañana a las 4 aquí, en mi parada. - Le dijo el vendedor.
El guerrero que se alojaba en una posada cerca de la plaza del pueblo se fue a dormir. Estaba convencido de qué al día siguiente podría derribar el muro y encontrar todas las respuestas que buscaba. Había algo en la mirada de aquel vendedor que le daba optimismo y valor.
Antes de que saliera el Sol, el guerrero ya estaba levantado, se sentía con fuerza y determinación. Se dirigió a la parada del vendedor y ya se lo encontró allí, mientras el campanario del pueblo tocaba las cuatro. Puntual como un reloj, tal y como habían acordado.
El guerrero y el vendedor se adentraron al bosque y anduvieron un largo camino hasta el muro. No dijeron ni una sola palabra durante el trayecto. Los dos estaban concentrados en su propósito.
Cuando el Sol ya empezaba a salir detrás de las montañas, visualizaron el muro a pocos metros. Ya había unos cuantos intentando derribarlo con todas sus fuerzas. Física o mental.
El vendedor observó el muro con atención. La verdad es que visto desde cerca imponía.
El guerrero se concentró un rato y empezó a asestar golpes certeros y fuertes.
El vendedor se sentó debajo de un árbol que se encontraba en frente, y le pidió al guerrero que se detuviera un momento.
Cerró los ojos y centró la atención en su frente y en su corazón. Puso toda la intención en estos dos puntos, conectando con su alma y su yo interior. Todos los que estaban alrededor interrumpieron sus intentos. Se podía percibir la energía.
El vendedor estaba rodeado por un aura dorada. El muro se empezaba a agrietar poco a poco. Los primeros ladrillos empezaron a caer con estrépito. Todos estaban boquiabiertos. Como era posible que aquel vendedor lo estuviera conseguido tan fácil.
En unos minutos toda la estructura se había derrumbado, y por sorpresa de todos los presentes, solo apareció un espejo gigante.
Miraron todos asombrados, sin lograr entender aún lo que había ocurrido,
Observad el espejo con atención y comprenderéis como lo he conseguido y al mismo tiempo encontraréis todas las respuestas que buscáis. - Dijo el vendedor con tono calmado. Y emprendió el camino de vuelta al mercado para terminar de vender los productos que aún le quedaban del día anterior.
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