viernes, 22 de diciembre de 2023

El Muro

 Cuenta la leyenda que en un lugar remoto de Asia Central, había un muro inquebrantable. Los sabios decían que detrás de él se encontraba la respuesta a todas las preguntas. 

Eran muchos los que habían tratado de traspasarlo, pero nadie lo había logrado. 

Tantos lo habían intentado a base de la fuerza y otros a partir del poder de la mente, concentrando todas sus energías en traspasar aquellas piedras. 

Aquel muro se había convertido en un santo grial para guerreros, sabios y monjes. Todo lo imposible siempre llama la atención. 

Un día en el mercado del pueblo llegó un vendedor a caballo de un burro. Comerciaba con algunas frutas y verduras de su huerto y leche de sus tres cabras. Un guerrero llegó de la montaña después de intentar todo lo posible para derribar el muro. Estaba exhausto y quería comprar un poco de leche de cabra para recuperar las fuerzas. Al día siguiente lo volvería a intentar. Le explicó al vendedor la hazaña que quería hacer, y este lo escuchó con atención. Cuando el guerrero terminó de hablar, este le preguntó: 

  • ¿Puedo venir contigo mañana? 

  • Sí, claro. Pero me levantaré muy temprano. Hay mucha gente intentándolo. Quiero encontrar un lugar estratégico. 

  • Pásame a recoger mañana a las 4 aquí, en mi parada. - Le dijo el vendedor. 

El guerrero que se alojaba en una posada cerca de la plaza del pueblo se fue a dormir. Estaba convencido de qué al día siguiente podría derribar el muro y encontrar todas las respuestas que buscaba. Había algo en la mirada de aquel vendedor que le daba optimismo y valor. 

Antes de que saliera el Sol, el guerrero ya estaba levantado, se sentía con fuerza y determinación. Se dirigió a la parada del vendedor y ya se lo encontró allí, mientras el campanario del pueblo tocaba las cuatro. Puntual como un reloj, tal y como habían acordado. 

El guerrero y el vendedor se adentraron al bosque y anduvieron un largo camino hasta el muro. No dijeron ni una sola palabra durante el trayecto. Los dos estaban concentrados en su propósito. 

Cuando el Sol ya empezaba a salir detrás de las montañas, visualizaron el muro a pocos metros. Ya había unos cuantos intentando derribarlo con todas sus fuerzas. Física o mental. 

El vendedor observó el muro con atención. La verdad es que visto desde cerca imponía. 

El guerrero se concentró un rato y empezó a asestar golpes certeros y fuertes. 

El vendedor se sentó debajo de un árbol que se encontraba en frente, y le pidió al guerrero que se detuviera un momento. 

Cerró los ojos y centró la atención en su frente y en su corazón. Puso toda la intención en estos dos puntos, conectando con su alma y su yo interior. Todos los que estaban alrededor interrumpieron sus intentos. Se podía percibir la energía. 

El vendedor estaba rodeado por un aura dorada. El muro se empezaba a agrietar poco a poco. Los primeros ladrillos empezaron a caer con estrépito. Todos estaban boquiabiertos. Como era posible que aquel vendedor lo estuviera conseguido tan fácil. 

En unos minutos toda la estructura se había derrumbado, y por sorpresa de todos los presentes, solo apareció un espejo gigante. 

Miraron todos asombrados, sin lograr entender aún lo que había ocurrido, 

  • Observad el espejo con atención y comprenderéis como lo he conseguido y al mismo tiempo encontraréis todas las respuestas que buscáis. - Dijo el vendedor con tono calmado. Y emprendió el camino de vuelta al mercado para terminar de vender los productos que aún le quedaban del día anterior. 

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