martes, 15 de diciembre de 2015

Un Sueño


Una larga batalla con mi yo interior. Los pasos empiezan a ser firmes, mientras algunas proyecciones del futuro se reflejan en mis ojos, llenos de esperanza, cargados de ambición, nada titubea alrededor. Los edificios se mantienen rectos y las cenizas descansan para siempre en el suelo.
Un insípido deseo creativo y una luz intermitente que brilla a lo lejos. Mi historia es triste, pero los personajes, son seres fantásticos y difíciles de olvidar, de aquellos que dejan huella en tu corazón.
Dentro de la trama principal todo fluye, cada uno cumple con su destino. Quizás al final la moraleja, sea que la vida, es injusta solo con quien se lo merece.
Un nuevo día se levanta con los primeros rayos de Sol, la energía que me compone se esconde detrás de mi cerebro, buscando el momento ideal para salir y pintar un arco iris en el cielo de otoño, e inventar el verano en las hojas caídas que duermen en medio del camino.
Si consigo soñar de nuevo voy a observar el mundo a través de las nubes, voy a hacer llover todo lo que me asuste y cargare con todo aquello que me apasione. Tumbarme en medio de la nada, y escuchar las voces que lleva el viento, ignorarlas y guiarse por el propio instinto.
Todos mis sueños son reales y los rostros que aparecen me resultan familiares, me reúno con mis seres queridos y espero que la puerta se abra de nuevo para verlos entrar en mi habitación y abrazarlos con todas mis fuerzas.
Cuando llega el momento esperado simplemente trato de contener mis emociones, y mostrarme seguro de mi mismo. Dar la mano y transferirles mi energía, desarrollar nuestro poderío y respetarnos.
Así que te pregunto: En cuantos de tus sueños has muerto? O es que aún sigues vivo en alguno? Si es así, te aconsejo que te las arregles para sobrevivir y seguir durmiendo, hasta alcanzarlo. Un sabio me dijo una vez: quién tiene un sueño posee un tesoro, y los tesoros vale la pena defender los.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Canciones de Cuna

Se me había olvidado escribir mis cartas des de el corazón. Recordarte todas las noches que luché para mantener vivo tu recuerdo. Ya no puedo ver pasión en tus ojos, pero siento una gran cantidad de energía recorriendo tus venas.
Todo lo que sabemos, y de todo lo que formamos parte, nos ayuda a tomar un último respiro, para afrontar el viaje final.
Me sostengo en el aire, y observo como los campos dorados dan la bienvenida al verano, y despiden el frío invierno.
Y es que quizás no sea tan complicado, imaginar un mundo sin maldad ni rencor. Solo construir aquellos recuerdos que nos enorgullecen, y dejar atrás todo lo que nos hace dudar.
Voy a serte sincero, y siento un poco de curiosidad para conocer tu interior más profundamente, pero comprendo que aún no es el momento indicado, así que le voy a dejar esta responsabilidad al viento. Y le voy a encargar que encuentre una respuesta a mis preguntas cuando se lo pide. Por ahora prefiero disfrutar de mi ignorancia.
Suena música a lo lejos y mis pies empiezan a moverse tranquilamente siguiendo el ritmo de la música, silbando la melodía de la canción. Te acercas a la pista de baile, lentamente, con pasos inseguros. Me miras con cara de incredulidad, no quieres tomar mi mano, así que empiezas a bailar sola, tratando de evitar mi mirada, cada uno baila su canción, y llevamos diferentes ritmos. Súbitamente, un sonido extrañamente familiar une nuestras miradas. Un recuerdo de nuestra vieja amistad, que rompe el rencor y el orgullo.

Recordamos que somos humanos, y posemos el don del perdón y la comprensión. Juntamos nuestras manos, y te agarro la cintura con delicadeza, llevando el tempo de la canción terminamos el baile, bajo la puesta de Sol, y nos tumbamos en el suelo para contar las estrellas que quedan encendidas, hasta dormirnos con las últimas canciones de cuna que resoplan con el viento.